¿Qué está sucediendo con los niños, niñas y adolescentes con discapacidad en la educación privada en Colombia?

  • De acuerdo con las proyecciones del DANE en el país existen alrededor de 2,9 millones de personas con discapacidad. Sin embargo, en el Registro para la Localización y Caracterización de las Personas con Discapacidad – RLCPD del Ministerio de Salud y Protección Social a 2012 solo se reportan 899.969.
  • De las 899.969 personas con algún tipo discapacidad que hay en el país según el RLCPD, 97.013 están en edad escolar y de ellas el 37,5% no asiste a alguna institución educativa.
  • De acuerdo con datos del RLCPD, del total de personas con discapacidad que asisten a una institución educativa, el 17,6% lo hace en el sector privado, mientras que el 82,4% lo hace en el sector público.

Manuel Santiago Arango tiene 15 años, entra a octavo grado en el Liceo Val de Bogotá y uno de sus sueños es poder estudiar Licenciatura en Deportes teniendo en cuenta el gran deportista que es. Manuel, quien nació con Síndrome de Down, desde pequeño anheló poder compartir, jugar y estudiar en un colegio donde pudiera relacionarse con niños sin discapacidad.

Para lograrlo, Carlos Alberto Arango, padre de Manuel, cuenta que la búsqueda para hallar un colegio que le permitiera a su hijo iniciar su proceso escolar no fue nada fácil. “Cuando nosotros decidimos que Manuel necesitaba comenzar su proceso educativo supimos que no debía ser especial por más que muchas personas nos insistían en que debíamos matricularlo bajo una modalidad especial”. Arango agrega que durante ese proceso dieron con colegios que, “Muchas veces no tienen la disponibilidad ni la capacidad, otros que no estaban preparados como aquellos que querían y no podían, así como los que sabían y no lo querían hacer, etc”.

La búsqueda para esta familia terminó cuando conocieron el Liceo Val, una institución educativa que maneja el método de enseñanza de autoaprendizaje el cual le ha permito a Manuel desde hace cinco años adelantar sus estudios en primaria y  bachillerato.

“Recuerdo mi ingreso al Val, me sentí feliz, contento, volví a hacer amigos. Al principio recibía algunos llamados de atención porque mi comportamiento en algunos momentos no era el mejor pero he ido cambiando y ahora soy todo un caballero”, afirma Manuel quien cuenta que “En las clases me va bien, acato órdenes, soy solidario, me gusta estudiar, la profesora me pone a hacer talleres, trabajos en casa y luego llego bien preparado a los exámenes”.

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