Médicos, pediatras y enfermeras, deberían ser los primeros garantes de los derechos de las personas con discapacidad

  • “A los médicos no nos han formado para comprender que aquel niño en cierta condición es igual que otro, así que el objetivo es cambiar el paradigma y entender que todos los seres humanos nacemos con características diferentes y como doctor debo así manejarlos”. Ignacio Zarante, médico genetista, profesor asociado del Instituto de Genética de la Pontifica Universidad Javeriana y coordinador del Programa de Vigilancia de Malformaciones Congénitas en la Secretaría de Salud de Bogotá.
  • De acuerdo con la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (Ascofame), alrededor de 6.000 nuevos médicos se gradúan cada año de las universidades para empezar a ser parte del sistema general de salud. No obstante, médicos especialistas consideran que estos profesionales no cuentan con el conocimiento suficiente en derechos como para poder brindar a las personas con discapacidad y a sus familias una atención integral.
  • “Los padres le creen a los médicos y una visión positiva hacia la discapacidad los empodera. Por ello, el hecho de que el médico les transmita que su hijo puede tener un proyecto de vida hace una gran diferencia. Nosotros no pedimos que nos mientan frente a la condición de nuestros hijos, lo único que pedimos es que nos digan: “Hay esta dificultad pero podemos hacer esto…”, reflexiona Paola Vergara madre de un niño con discapacidad.

Cotidianamente las personas con discapacidad se enfrentan a múltiples barreras sociales, físicas y actitudinales que imposibilitan que ellas puedan gozar integralmente de sus derechos. Pero, el primer paso que dan ellas junto a sus familias antes de interactuar con su entorno, es con aquellos que hacen parte del sistema general de salud.

Los profesionales de la salud son las primeras personas a quienes los padres de un niño o una niña con discapacidad acuden para conocer y entender qué representa para sus hijos el tener esta condición. En muchos casos las familias y los propios niños reciben de parte de enfermeras, médicos y pediatras diagnósticos clínicos frente a la discapacidad desde una visión negativa, triste y excluyente que a veces frustra las esperanzas de los padres y de los menores de edad.

Daniel Herrera, es músico e ingeniero industrial de la Universidad de los Andes, a quien le diagnosticaron parálisis cerebral cuando era un niño, advirtiéndole a su familia que sus esperanzas eran pocas, que difícilmente terminaría su educación primaria y que probablemente no aprendería ni siquiera a hablar. Ahora, Daniel es ejemplo de que a través de un acompañamiento adecuado pueden lograrse varias cosas, él contó con las personas, apoyos y oportunidades necesarias para convertirse en un excelente profesional.

“No importa la discapacidad que se tenga, se puede salir adelante como músico o como ingeniero. Todo lo logré porque yo quería; pregúntense siempre ‘yo qué quiero y a dónde quiero llegar’, y verán que lo pueden lograr; además, con el apoyo de la gente también se pueden lograr las cosas”, asegura Herrera.

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