“Habían personas que nos entrenaban para poderlas hacer, poderlas enterrar y poderlas desactivar, uno no tenía en cuenta si pasaban niños o campesinos, solo importaba si pasaba el Ejército”

Cadelina, adolescente rescatada de un grupo armado ilegal.

Alrededor de cien mil minas antipersona están sembradas actualmente en Colombia y las cifras de víctimas mortales o heridas a causa de ellas son en un 38% civiles. Colombia, es el tercer país más minado del mundo después de Camboya y Afganistán, según el International Campaing for the Banning of Landmines (ICBL), adicionalmente es el único país en Latinoamérica que aún siembra minas antipersona, situación que prende las alarmas del Estado y la sociedad. Los bajos costos de producción, la facilidad de su uso, la dificultad de identificación y remoción de zonas minadas, tiene como consecuencia que cualquier persona o comunidad esté en riesgo de ser víctima de las MAP, MUSE o AEI, en especial los niños, niñas y adolescentes.

En caso de firmarse la paz en Colombia, “Es totalmente necesario sacar las minas para que las personas puedan volver tranquilas a sus lugares de origen, y se acabe el desplazamiento en el país”. Afirmó Ramin Shahzamani, representante en Colombia de War Child Holland.

Daniel Ávila, director del Programa Presidencial para la Acción Integral contra Minas Antipersonales, (PAICMA), afirmó que éstas, “Son utilizadas día a día por los grupos armados ilegales, como las FARC y el ELN. Principalmente las FARC utilizan estos artefactos en algunas zonas del país lo que representa una grave amenaza para los colombianos”.

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